
Más que un cuidado, un proyecto de vida.
Así entendemos la Atención Centrada en la Persona. La base de todo lo que hacemos.
¿Por qué el cuidado tradicional no siempre es suficiente?
A menudo, el cuidado domiciliario se centra en una lista de tareas: levantar, asear, medicar, acostar. Es un modelo que funciona, pero que con frecuencia olvida algo esencial: la individualidad.
Trata a la persona como un receptor de cuidados, no como el protagonista de su propia vida. Esto puede llevar a que nuestros mayores se sientan invisibles y que sus días se vuelvan monótonos. Esa es la frustración que nos impulsó a trabajar de una forma radicalmente diferente.
Ver a la persona, no solo la necesidad
La Atención Centrada en la Persona (ACP ) es una filosofía que lo cambia todo. En lugar de imponer una rutina, construimos la rutina alrededor de la persona. En la práctica, esto significa que nos obsesionamos con conocer su historia:
Conocer sus Gustos
Nos obsesionamos con los pequeños detalles: cómo le gusta el café, qué música le tranquiliza o si prefiere la ducha por la mañana.
Respetar su Historia
¿Cuál fue su profesión? ¿Sus aficiones? Conocer su pasado nos ayuda a conectar con su presente y proponer actividades con sentido.
Potenciar sus Fortalezas
No nos centramos en lo que ya no puede hacer, sino que impulsamos lo que SÍ puede. Su opinión y sus decisiones son nuestra guía.
Comunicación Real
No solo te diremos si ha comido. Te contaremos si una canción le ha puesto de buen humor o si hemos recordado una vieja anécdota.
El resultado: Tranquilidad para ti, bienestar para ellos
Este enfoque no solo mejora el bienestar emocional de tu familiar. También te proporciona a ti la paz mental de saber que no solo está seguro y atendido, sino que es feliz y se siente respetado como el individuo único que es.